En Video 8, hemos querido transformar el concepto de aburrimiento en un estado de curiosidad. Nos preguntamos: ¿qué sucede cuando aceptamos el aburrimiento no como algo negativo, sino como una oportunidad para encontrar una fuente de fascinación?
Video 8 es una declaración artística donde los momentos de la vida diaria se transforman en cuadros contemplativos, y lo que a menudo pasa desapercibido en nuestra rutina se llena de significados, texturas y emociones.
Nostalgia visual, texturas y la belleza de lo simple
El formato analógico nos lleva a apreciar lo que ya no parece tener valor en una era de alta definición: los defectos, los fallos de enfoque, la saturación del color. Cada uno de estos elementos crea una atmósfera que invita a la contemplación, te envuelve en una sensación de nostalgia y te recuerda que, en lo imperfecto, hay una verdad más real. La cámara no miente; solo captura lo que es, sin filtros, sin intervención digital, sin borrar las marcas del tiempo.
La música de Video 8 sigue el mismo principio. No buscamos la perfección sonora, sino algo que acompañe la imagen como si respirara junto a ella. Las melodías son crudas, a veces disonantes, grabadas con imperfecciones, como si formaran parte del propio paisaje sonoro de la vida cotidiana. Esto refuerza la idea de que la obra está conectada a lo temporal, a lo transitorio, a lo que no es inmortalizado por la pulcritud de los medios actuales, sino por la marca indeleble del tiempo.
Lo imperfecto, lo cotidiano, lo simple – esas son las cosas que no pasan de moda, porque forman parte de nuestra cultura, de nuestra manera de vivir y de percibir el mundo. Con Video 8, queremos invitar al espectador a reflexionar sobre su relación con el tiempo, la tecnología y la estética de lo ordinario. En este homenaje a lo analógico, nos sumergimos en la nostalgia, no como un refugio, sino como una nueva manera de entender el presente.